En el mes de octubre de 2014 comenzó a dictarse un curso de capacitación en oficios en las nuevas aulas construidas en la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, del barrio La Milka. Ese nuevo espacio se levantó con un aporte de nuestra Fundación, y el trabajo de los habitantes de ese popular sector de la ciudad, coordinados por el sacerdote Gabriel Ghione.

Las nuevas aulas de la iglesia “Nuestra Señora de Lourdes” del barrio La Milka, abrieron oficialmente sus puertas el martes 7 de octubre de 2014 para la realización del primer curso de oficios que se dictará en ese lugar, edificado en el marco de un proyecto impulsado desde la comunidad, con el apoyo de la Fundación Nicolás Losano.

La apertura de este primer curso marca la culminación de una etapa de preparación y concreción de las obras realizadas, que comenzó a gestarse tiempo atrás en la comunidad barrial y que el sacerdote Gabriel Ghione supo atender y canalizar para que ya sea una realidad.

“La iglesia del barrio La Milka, funcionó siempre como una especie de anexo a la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, era una capilla que dependía de esta iglesia, pero que con el paso del tiempo fue tomando protagonismo propio gracias al crecimiento del barrio, a las actividades que fueron surgiendo y que dejaron en evidencia la necesidad de contar en ese sector con un espacio más amplio para desarrollar otras tareas sin que las personas deban trabajar de manera incómoda o trasladarse a la parroquia ubicada sobre bulevar Sáenz Peña”, explicó el padre Gabriel.

Después contó que cuando surgió el proyecto de construir un par de aulas en el predio de la iglesia del barrio, “uno de los vecinos e impulsores de la iniciativa se puso en contacto con la arquitecta Verónica Carioni, a través de la cual nos encontramos con la Fundación Nicolás Losano, que nos abrió las puertas y nos brindó una ayuda muy importante para que podamos llevar adelante la obra”.

“Este proyecto tiene un claro y predominante objetivo educativo”, ratificó el sacerdote, quien además en el proyecto presentado a la Fundación explicó que el barrio La Milka “a lo largo de los años ha sido un barrio muy desplazado y poco valorado en las políticas públicas. Siendo uno de los más antiguos de la ciudad no cuenta con cloacas, ni gas y muy pocas calles están asfaltadas. Además hay cierta precariedad económica e institucional en el barrio porque no se cuentan con recursos necesarios. Junto a ello, el crecimiento del barrio es considerable: hay gran variedad de niños y jóvenes que crecen en medio de estas precariedades materiales y al sumársele las afectivas y familiares fomentan un caldo de cultivo para la droga y el alcohol. Conscientes de todas estas realidades, desde nuestro humilde lugar queremos empezar a dar respuestas y propuestas”.

También destacó que el trabajo llevado adelante en esa iglesia apunta, entre otras cosas, a “generar espacios para niños y jóvenes a través de grupos donde se enseñen valores humanos-religiosos pero sobre todo que contengan a las jóvenes generaciones; y además crear sentido de pertenencia en torno a la iglesia del barrio, porque creemos que la fe ayuda a las personas a valorarse y regenerarse”.

“Pero para todo ello teníamos una gran dificultad: nos faltaba espacio físico. La catequesis de los niños se llevaba a cabo en un aula improvisada en el fondo de la iglesia. La situación se complicó cuando descubrimos que la cantidad de niños que empiezan año tras año se incrementa. Además, la municipalidad concretó la venta de lotes sociales y que detrás de la iglesia se construirán cientos de viviendas. Por eso se organizó un equipo de animación pastoral que trabaja en pos de la evangelización del barrio y proyecta la futura atención pastoral de los nuevos vecinos”, dijo el cura.

Indicó además que el proyecto del equipo abarcaba la construcción de “dos aulas de catequesis, que a la vez sirvan para los grupos juveniles, charlas a las familias y para capacitación en oficios. Están pensadas para buscar la promoción social y la inclusión en este barrio. Además queremos que las aulas sirvan de espacio para el acompañamiento escolar de niños y jóvenes, el proyecto Emaús de Cáritas beca a niños y jóvenes para evitar la deserción escolar. Con los padres queremos hacer un trabajo de promoción e inclusión: poder brindar cursos de electricidad, plomería, costura, higiene, cocina, de manera tal que dignifiquemos las realidades más precarias que vive el barrio fuera de la óptica asistencialista para insertarnos en una cosmovisión de inclusión y promoción social”.

Frente a este proyecto, la Fundación se sumó el desafío planteado, brindó su aporte y fueron los mismos integrantes del equipo de animación de la iglesia quienes “construyeron con sus propias manos estas aulas y depósitos, también invitamos y comprometimos a padres y vecinos del barrio en la realización de esta obra, porque queremos que sea algo producto del barrio, de nuestras propias manos. Con esto no buscamos ningún tipo de proselitismo religioso, nos mueve el amor por el ser humano”, dijo el padre Gabriel, y así se realizó el trabajo, que desde el martes 7 de octubre comienza a transitar un nuevo camino.

El sacerdote destacó que “la obra se llevó adelante con el esfuerzo de toda la comunidad del barrio, gente muy comprometida en el equipo de animación pastoral del barrio ha trabajado reiteradamente los sábados, desde la mañana a la tarde para poder concretar el proyecto. Y si bien siempre faltan detalles que completar, estamos en marcha en los preparativos para los talleres y actividades con los que pensamos dar respuestas a distintas necesidades detectadas en el barrio, como talleres de costura, apoyo escolar, música para la inclusión, talleres de plomería y electricidad, entre otros”.

“Estos talleres están pensados y coordinados por Cáritas parroquial, el equipo de animación pastoral de Lourdes que en conjunto proyecta en base a las necesidades detectadas a través de las visitas domiciliarias y el trabajo en red con instituciones intermedias del barrio: la escuela, el centro vecinal, el dispensario”, dijo el cura.

Y una vez finalizados los trabajos de construcción, el sacerdote envió un escrito a la Fundación donde expresó que “con mucha alegría el primer martes de octubre va a comenzar un curso de oficios a cargo de Walter Garigliotti en las aulas de la iglesia ‘Nuestra Señora de Lourdes’ del barrio La Milka, cuya construcción financió la Fundación Losano. Comenzará con un curso básico de electricidad, luego seguramente se ampliará a plomería y gas. Además dos jóvenes emprendedores comenzarán con talleres de música por la inclusión, su proyecto ha salido ganador y financiarán la compra de instrumentos musicales para que se puedan desarrollar”.

“Las aulas tendrán un rol fundamental en las futuras viviendas que Cáritas administrará en el barrio, ya que en las aulas se brindarán los talleres de capacitación, los encuentros y la organización necesaria”, dijo Ghione. En ese sentido cabe destacar que el plan de viviendas que impulsa Cáritas prevé que los mismos adjudicatarios sean quienes construyan las viviendas, con lo cual el rol que adquiere este nuevo espacio de formación en la iglesia del barrio cobra vital importancia.

“No podíamos dejar de compartir estas hermosas alegrías que se van gestando como la pequeña semilla de mostaza que crece hasta convertirse en un gran arbusto en que los pájaros encuentran refugio. ¡Dios los bendiga!”, culminó diciendo el sacerdote, quien en todo momento destacó la importancia de acompañar estos procesos de crecimiento que surgen de la gente del barrio, y que al contar con ese compromiso de base, los proyectos se sustentan en bases sólidas que permitan llegar a buen término, como sucedió con las nuevas aulas de la iglesia del barrio La Milka.