La farmacéutica Luciana Parisia culminó la etapa de capacitación del proyecto que en 2012 presentó ante la Fundación Nicolás Losano para adjudicarse una de las becas que anualmente se otorgan.
La joven profesional se desempeña en el Hospital J. B. Iturraspe de San Francisco, y su capacitación giró en torno a la optimización de la farmacoterapia que reciben los pacientes hospitalizados y ambulatorios que concurren a ese nosocomio, como así también le permitió adquirir mayores conocimientos en la manipulación de Formas Farmacéuticas Sólidas (comprimidos, cápsulas).

El perfeccionamiento se llevó a cabo en tres instancias desarrolladas en la ciudad de Córdoba, concretamente en la Universidad Nacional de Córdoba (Centro de Información de Medicamentos y grupo de Farmacotecnia y Tecnología Farmacéutica que se encuentra bajo la dirección de la Dra. María Eugenia Olivera) luego en el Hospital Universitario de Torrejón y en la Farmacia La Barbera de Villajoyosa, en España, y finalmente en la Unidad de Optimización de la Farmacoterapia –UOF-, de la Universidad Nacional de Rosario.

El proyecto becado por la Fundación Losano proponía, tal como lo explicó Parisia, “ampliar el conocimiento de lo que se denomina ‘Atención Farmacéutica’, concepto innovador en la práctica de farmacia, que incluye el compromiso expreso con el bienestar de los pacientes como individuos que requieren y merecen la consideración, preocupación y confianza de los farmacéuticos. La propuesta era analizar y protocolizar bajo bases científicas la manera correcta de manipular formas farmacéuticas sólidas de uso diario en la institución logrando optimizar la farmacoterapia que recibe el/los pacientes que concurren diariamente en busca de una respuesta terapéutica adecuada”.

Cabe recordar que los objetivos principales de esta capacitación eran: “lograr optimizar la farmacoterapia que debe recibir un paciente hospitalizado o no; mejorar la calidad de la atención farmacéutica a nivel institucional; y colaborar en la inserción del profesional farmacéutico tanto hospitalario como oficinal en el equipo de salud”.

A su regreso de España, la farmacéutica explicó a la Fundación Losano los alcances de la capacitación realizada y dio detalles de esa importante etapa de perfeccionamiento. Asimismo, realizó una presentación de sus vivencias profesionales en el Aula Magna del Hospital Iturraspe, ante la presencia de otros colegas y profesionales que se desempeñan en el nosocomio sanfrancisqueño. A continuación compartimos un extracto del relato realizado por Parisia, donde cuenta su experiencia de capacitación en España.

“Fui a conocer el Hospital de Torrejón un domingo, a poco de haber llegado. Como para ya notar la diferencia, me encontré con una mesa de admisión, con una persona dispuesta a darme a conocer lo que ella está autorizada a mostrarnos, nos explicó cómo debía presentarme el lunes, a qué área debía ir, a quién preguntar, cómo acceder en la admisión de ese día, y ya al ver el Hospital vacío, pude ver los pisos limpios, los pisos limpios, carteles de seguridad, de entrada, de salida, todo completamente organizado.

El lunes fui al Hospital, al área de Farmacia, donde me recibió una secretaria, que es la que filtra que nadie ajeno al lugar ingrese sin una cita con la farmacéutica, que es la jefa del servicio. Este servicio se compone de tres farmacéuticas, y siete técnicos en Farmacia, que en nuestro país es una rama de estudios que todavía no está impuesta, el Ministerio no reconoce ninguna tecnicatura, por lo que cuando uno debe incorporar personal, deben ser incorporados como idóneos, acá es personal administrativo que no conocen absolutamente nada de farmacia y que uno debe ir guiándolos para que ellos vayan aprendiendo en lo que se tienen que manejar. Por suerte nosotros, en el Hospital, contamos con gente que hace muchos años que está, y ahora somos más farmacéuticas, así que esa situación mejoró mucho. Lo que es diferente desde el vamos, es que allá el farmacéutico cumple su función, acá somos operarias, allá el jefe tiene su oficina dentro de la farmacia con su función, y las otras dos farmacéuticas tienen oficina compartida pero cada una tiene su función, y el resto son técnicos preparados, que no hace falta que el farmacéutico les diga lo que tienen que hacer, sino se le imparten líneas de trabajo y órdenes.

Dentro de la farmacia hay dos campanas de flujos laminares, una horizontal y otra vertical. En la vertical el flujo cuida a la persona, entonces allí de reconstituyen citostáticos para pacientes oncológicos. En la otra campana se cuida el producto y ahí se preparan soluciones parenterales. Todo está sistematizado, desde el paciente que ingresa por admisión, o el paciente que ingresa por guardia, o el paciente ambulatorio que tiene que retirar un turno, va a una especie de cajeros, ingresa su número de seguro social, solicita a consulta con el especialista que quiere, le dan un turno con día, la hora, el consultorio y el profesional elegido.

El Hospital de Torrejón es un hospital público, que fue incorporado a una prueba piloto encarada por el gobierno de España en seis hospitales nuevos, como éste, donde si bien son públicos y cada paciente se va con su medicamento, y los sueldos los paga el Estado, la gestión la hace una empresa privada llamada Sanitas. El gobierno le da cierta cantidad de euros a comienzos de año y esos euros se deben utilizar durante todo el año.

De acuerdo a lo que me explicaron, cuando se comenzó a implementar este sistema había cierto temor entre los empleados, por el tema de estabilidad laboral, porque esta gestión privada también evalúa al profesional, si bien no le paga el sueldo, gestiona para que las cosas funcionen. Si un médico tiene diez pacientes para atender, tiene que atenderlos, no porque tenga cuarenta le van a pagar más, sino que el paciente debe recibir la atención que se merece y la gestión privada controla el gasto. Personalmente me parece una buena idea, porque no deben recurrir al Ministerio de solicitar fondos, o a gestionar inversiones constantemente, ellos ya saben cuánto es el dinero con el que cuentan y lo gestionan.

Por otra parte, allá los hospitales están distribuidos como en nuestro país, o como en la provincia de Córdoba, pero por ejemplo: si implementáramos aquí el sistema vigente en España, si yo pertenezco a la jurisdicción del Hospital Iturraspe y me atiendo en el Hospital Córdoba, el Hospital Córdoba la cobra al Iturraspe por la atención de ese paciente. Significa que a cada hospital le dan determinados millones de Euros por una determinada cápita, y si esa cápita se atiende en otro hospital, ese otro hospital le cobra al hospital donde pertenece ese paciente. Así van manejando el dinero y ellos aseguran que les da resultado, y que la salud no está tan deteriorada como hasta hace cuatro o cinco años atrás, y el gasto se va controlando.

El hospital donde estuve 250 camas, con una estructura muy grande, de tres pisos, a diferencia de los hospitales de Córdoba, el que yo visité tiene doble circulación, que significa que todo el personal de salud circula dentro del hospital por la parte de atrás, por llamarlo de alguna manera, y el paciente y toda persona que ingresa a ser atendida o que visita a una persona internada, circula por otra área. Eso es para controlar infecciones, para evitar por ejemplo que el personal de salud, o el personal de limpieza tenga que ir y venir por un pasillo compartido con la gente que viene al hospital, además se evita que el médico se encuentre todo el tiempo con los familiares de los pacientes en los pasillos.

Además de las farmacéuticas y los técnicos hay un administrativo que se encarga de las compras. A las compras las hacen dos farmacéuticas, la supervisa la jefa, la jefa le pasa al administrativo qué debe comprar y éste realiza la gestión directamente ante las droguerías. Esa gestión es diaria, no como nosotros que lo hacemos una vez por mes.

Al hospital puede concurrir cualquier persona, con seguro social o sin seguro social. La mayoría tiene seguro social, es como un carné, de manera que el hospital puede facturar a las obras sociales o facturarle a los otros hospitales. Eso es diferente a lo que pasa aquí, porque aquí no hay una mesa de admisión, así no se sabe quién entra, salvo que uno se le ocurra preguntar.

Además, allá en todos los servicios del hospital, en todos los consultorios hay un ordenador, con un software especial que regula y registra todo el movimiento del hospital. Por ejemplo: yo ingreso al hospital por guardia, la farmacéutica desde la farmacia sabe cuántos pacientes hay en guardia esperando, cuántos se atendieron, de los que se atendieron cuántos van a necesitar medicamentos para ya determinar a qué hora debe tener el medicamento listo, porque el paciente allá se lleva el medicamento gratuito, como pasa en la Argentina. También sabe cuántos se van a internar, qué pacientes tiene internados. Para la parte de consultorios externos, todo el mundo se maneja con turnos, y en la farmacia con una semana de anticipación programan los medicamentos que van a entregar la semana siguiente. Entonces hoy, por ejemplo miércoles, yo en la farmacia ya sé qué pacientes van a atenderse el lunes y qué medicamentos debo prepararles.

Además no realizan un seguimiento diario de todos los pacientes sino solo de los nuevos, porque los que ya se atendieron, con solo apretar una tecla y poner su número de historia clínica saben qué día tienen consulta con el médico, si se le hizo un cambio en la medicación, si se les hizo una prueba de laboratorio nueva, si se le hizo una prueba de diagnóstico nueva.

Tienen un promedio de internación de cuatro días y medios, con lo cual se evitan mayores gastos de internación, el paciente está mejor en su casa, y tienen un servicio de ambulancias particulares, de manera que si el paciente necesita algún tipo de atención como una alimentación parenteral, o lo que fuera, el hospital va a su domicilio con profesionales que están contratados para eso, y le realizan atención primaria en su domicilio

Mi proyecto estaba orientado a la optimización de la farmacoterapia. Con relación a eso, en el Hospital de España donde estuve más allá de enseñarle al paciente cómo debe tomar la medicación, qué partir y qué no, en qué momento tomar los medicamentos, todo eso está establecido en el ordenador de la computadora. La farmacéutica que se dedica a la atención farmacéutica para el internado y los consultorios externos se encarga de que si la persona no sabe leer y escribir salga del hospital con un papel con dibujos para que sepa en qué momento debe tomar el medicamento: un sol que amanece para indicarle que debe tomarlo por la mañana, un plato de cubiertos con sol para indicarle el almuerzo y así con cada momento del día y con cada día de la semana. El paciente se va del hospital con una carpeta donde se le indica qué medicamento debe tomar, el color del medicamento, si lo puede partir o no, o cómo lo debe tomar.

En el hospital cuentan, entre tantas cosas, con equipos fotosensibles para drogas fotosensibles, no se permite abrir una ampolla y guardarla salvo un previo estudio de estabilidad, pero si el farmacéutico dice que la droga se reconstituye y se usa 24 horas, se usa 24 horas y se descarta. Con esto quiero decir que allá tienen toda la infraestructura necesaria para desarrollar este tipo de organización. Por ejemplo, allá cada servicio tiene una heladera preparada para la función que debe cumplir. La farmacia tiene una cámara de refrigeración, y en la puerta están las estabilidades de los medicamentos que van ahí. El farmacéutico retira el medicamento de la cámara y ese medicamento con esa temperatura llega al piso. Hay soluciones parenterales, no todas, pero algunas que necesitan calentarse para llegar al paciente, y allá tienen una bomba que se coloca a la salida del sachet de la solución, para que ingrese al paciente con la temperatura correspondiente, porque todo está sistematizado, todo es tecnología. Creo que nosotros tenemos excelentes profesionales, que son los que ellos buscan, porque nosotros con poco hacemos maravillas”.

 

La experiencia en una farmacia

La capacitación de Parisia en España también se desarrolló en una farmacia, llamada La Barbera, ubicada en Villajoyosa, provincia de Alicante. La profesional explicó: “Fui a una farmacia comunitaria, oficinal como las nuestras, pero que pertenece a grupo de farmacéuticos que decidieron dedicarse no solo a la atención al público y a captar al paciente y a realizarse una farmacoterapia optimizada de los medicamentos. El paciente que también va a las farmacias comunes, va con su historia clínica grabada en un sitio virtual, y desde la farmacia, con el número de seguro social de esa persona puedo saber qué patología tiene el paciente y le ofrezco mi servicio como farmacéutico, lo siento en un despacho, le explico mi función: le digo que puedo hacer un seguimiento, controlar su farmacoterapia, interactuar con el médico, puedo guiarlo en lo que debe y no debe tomar, y el paciente accede o no a pagar 25 euros por esa atención. Donde fui se dedicaban mucho a pacientes con patologías cardiovasculares, tenían un grupo de 25 personas a las que le hacían optimización de la terapia, y eso hace que el farmacéutico se vea más valorizado y deje de ser el que dispensa y espera que una obra social pague”.

“Ellos consideran que esta es la única forma de lograr que el farmacéutico sea visto como el profesional de salud que es”, destacó Parisia.

La farmacéutica sanfrancisqueña afirmó que a lo largo de toda esta instancia formativa en el país europeo, “nunca dejé de sorprenderme, no esperaba esta experiencia, yo sabía que ellos estaban más avanzados en muchas cosas, como la atención farmacéutica, en la clínica, en decir, nosotros como farmacéuticos estudiamos muchísimo, sabemos muchísimo, pero cuando nos toca la posibilidad de trabajar en un hospital, es algo tan diferente a trabajar en una farmacia, tan distinto. Allá salen de la facultad y se especializan en farmacia hospitalaria, y cuando tienen que ingresar a un hospital público, ingresan por concurso, dependiendo del promedio de la facultad uno va a rotar al mejor o al peor hospital público de España, depende del hospital donde te tocó rotar, será tu curricula para luego pelear por un cargo como farmacéutica hospitalario. Entonces en todo ese período uno aprende lo que es la medicina clínica”.

“Creo que el objetivo que tenemos acá, como el objetivo que pude ver que tienen allá, en el fondo es el mismo, y es que el paciente esté bien atendido, o por lo menos salga con su problema de salud solucionado. El tema es lo medios con que cuentan uno y otros”, finalizó Parisia, quien ya comenzó a implementar algunas acciones de optimización de la farmacoterapia en el Hospital Iturraspe.